Una energía destructiva que genera pedir perdón. Muerte a lo dulce, bienvenido el Villano desatemos a la bestia y al caos; Porque el descontrol nos reconoce. El valor de la serpiente. Corrompamos a cualquiera que quiera tomarnos porque nos vamos a rebelar. Dejamos el camino plano a quienes vengan con nosotros. Encendamos las antorchas para quemar al Pastor. Somos los que apoyamos al poder del Mal y no a quienes lo castran. La furia del malhechor y su consigna. Tenemos demonios dentro y nos dominan, Sí. Pero en el momento adecuado, utilizamos su Mal también.
Afuera la ironía y el sarcasmo. Vámonos a lo central: El Dolor y el Mal. Todo junto para forjar un espasmo en estos individuos poco pensantes y dueños de nada menos que de nosotros, fíjate que había quien se opusiera, a diferencia de nosotros.
Le tocamos a la virtud del defecto. Al rápido caer de las hojas. A la fluida venganza de la vida con nuestra oxidación.
Es la verdad incógnita de nuestro espíritu maligno. Quien aquí no debate por ser verdad sino que se compone por sí mismo orgulloso de ser verdad. Con alegría alabamos al eufemismo de ser letal “si nos escuchas eres un Hereje”. Pero aún orgulloso de serlo serás un fiel sin Dios y un acompañado fielmente por la oscuridad.
Nos damos patria, firmes redentores del fuerte común.
Quien siente el rechazo por su actitud agresiva. No violenta en demasía, porque igual te protege una integridad sobrehumana.
Remecen el piso controlando su figura Death Metal que hace cruzar la lluvia, esconder al Sol y dar a la Luna su podio en su rugido.
Atte.
Michelle Charpentier
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