Antes de los ochenta, la idea de mezclar el heavy metal con el hardcore punk era algo impensado. Como sea, está dinámica fusión comenzó a tomar forma a comienzos de esa década, pavimentando el camino para un vuelco sísmico en la música pesada.
Para mediados de los ochenta, el matrimonio de ambos estilos dio vida a un nuevo subgénero: thrash metal, que rápidamente se expandió por todo el globo, ofreciendo crudeza y una agresividad alternativa al glam metal y el rock más convencional que dominaba la MTV.
El thrash fue defendido por una serie de bandas, muchas de ellas todavía activas y mientras el término ha sido frecuentemente asociado con los Big 4 (Metallica, Slayer, Megadeth y Anthrax), cualquiera que recuerde los años del cassette y el personal estéreo, podrá testificar la relevancia de muchos otros actos del género como, Exodus, Testament, Kreator, Flotsam And Jetsam y Destruction, junto a otros.
En una reciente entrevista con Brutal Planet Magazine, el bajista original de Anthrax y miembro fundador de Nuclear Assault, S.O.D.y Brutal Truth, reflexiona en el nacimiento y auge del thrash metal y que lo separó de otros subgéneros del metal de ese tiempo.
“Thrash era lo que llamaban ‘faster hardcore’, porque literalmente agitabas tu cabeza cuando lo tocabas o escuchabas”, explica Lilker. “Y el thrash metal nació porque fue influenciado por el hardcore, y simplemente pensaron que era más metal, así que dijeron, ‘Ok, esto es thrash metal’”.
“Solías estar capacitado para definir mucho del hardcore. Tenías como ‘el tipo de cosas del 81’, que era de velocidad media. No quiero decir…Ramones definitivamente no era eso, pero estoy hablando de tiempos, era ir más allá del impulso, pero no era rápido en la batería. Entonces para diferenciarse estaba el thrash hardcore. Sabías que era eso y de ahí viene la palabra thrash”, recuerda.
Una tormenta perfecta de innovación musical, cultura y energía que continúa inspirando a cientos de músicos y millones de fans.
Al thrash damos gracias!